Con la celebración del Día del Padre, tuvimos la oportunidad de reflexionar de la relevancia de este rol que, de ser desempeñado amorosamente, transciende una mera referencia biológica para convertirse en un pilar del desarrollo integral de todo ser humano.
Cuando el ‘ser papá’ se convierte en una limitante de ser proveedor, protector y controlador, dejando de lado la capacidad de sentir compasión, amor y vulnerabilidad se tiene una experiencia superficial y en muchos casos sufriente.
Asimismo, la presencia de la figura paterna es tan importante que los hijos necesitan verlo, hablarle, cuestionarle y aprender. Cuando el papá se deslinda de la atención en el cuidado de los hijos no sólo le deja la carga a la mamá (u otra persona), sino que se aleja de etapas maravillosas de crecimiento de sus hijos. Por ello no es raro que años después se quiera exigir respeto y amor a pesar de una ausencia sistemática y negligencia en la atención de los hijos llevando a la frustración e ira.
La gran oportunidad de crecer espiritualmente como papá es que cada vez que atiendes el llanto de tu hijo(a) reafirmas tu capacidad de protección y sobre todo de sacrificio; cuando compartes sus éxitos observas como el Espíritu trabaja a través de ti para desplegarse y expresarse con amor; cuando eres testigo de momentos difíciles es la oportunidad de conectar con la propia vulnerabilidad y entender que ésta es un signo de fortaleza y no de debilidad y que el amor que tienes por tu hija(o) es incondicional.

En el amor incondicional paterno—y materno—no tiene espacio la envidia, el coraje, los celos y el chantaje. Si estas actitudes están presentes, entonces se está utilizando la paternidad para dar de comer al ego, esa construcción de miedo y soberbia que piensa que ‘sus hijos deben hacer y obedecer a sus padres’ incluso cuando éstos los vean como una proyección de ilusiones frustradas.
Por ello, la invitación es gozar la paternidad dando gracias por la gran oportunidad que se tiene para disolver el ego, para no sólo cuidar sino compartir el gozo por vivir y así el día del padre es una experiencia de Vida que nutre y recuerda que el Espíritu trabaja a través de nosotros en el hermoso y eterno Ahora.
Por Alex Karuna