Virabhadrasana es la postura del guerrero, es una de las pocas posturas basadas en un concepto “violento” y que tiene una mitología muy interesante. Me gustaría antes de comenzar con la mitología platicar un poquito acerca de la lucha contra nuestro ego. Yoga por medio de sus diferentes prácticas intenta hacernos conscientes de nuestro ser superior, más allá del cuerpo, de los roles y de la individualidad que nos separa. Yoga busca la unión y el ego la separación, y la postura de Virabhadrasana nos recuerda esa lucha en la que estamos todos los días de nuestra vida. Virabhadrasana nos recuerda el ser guerreros espirituales, con eso en mente comencemos con la historia:
La mitología de Virabhadrasana comienza en una historia de amor que comienza con el casamiento de Shiva y Sati. De acuerdo a los textos antiguos el papá de Sati era el poderoso Rey Daksha, quien regía por medio de reglas y reglamentos, era un ícono de las tradiciones y un defensor de la sociedad tradicional.
Shiva por su parte era todo lo contrario, era fuera de lo común, con jatars (cabello largo) y le gustaba meditar en el cementerio o con las cenizas de los muertos. Shiva no era visto en eventos sociales, sino que prefería dedicar su tiempo a meditar en las montañas. Además, la leyenda cuenta que traía consigo una calavera.
Una vez que se casaron Shiva y Sati, se fueron a Bhoga, la ciudad del placer. Y ya que Shiva no era aprobado por el Rey Daksha, ya que iba en contra de su forma de ver el mundo, y en contra de la sociedad que él había defendido y cuidado. Estando muy enojado decidió hacer una reunión llamada Yagna. En esta reunión serían invitadas a todas las creaturas celestiales, deidades, dignatarios y gente especial, excepto Lord Shiva y su hija Sati.
Sati estaba tan molesta que decidió asistir al Yagna para confrontar a su padre. Shiva decidió no ir y prefirió quedarse a meditar. El Rey Daksha se negó a ver y hablar a su hija y cuando por fin decidió hacerlo fue para ridiculizarla a ella, su marido y su matrimonio. Los invitados la veían y se reían mientras su padre hacía mofa de su nuevo esposo diciendo que era una persona despreciable y le preguntó si también se hacía llamar “el rey e las bestias”.
Sati estaba furiosa con su padre, a tal grado que decidió cortar todas las relaciones que lo unían a él, pero eso incluía su cuerpo terrenal, ya que le había sido dado por su padre.
“como tú me has dado este cuerpo, no deseo estar relacionada con él”
La historia cuenta que Sati se sentó en el piso a meditar, entró en trance y por medio de ejercicios yoguis comenzó a incrementar su fuego interno a tal punto que se incendió y murió.
La furia de Shiva no pudo esperar, en cuanto se enteró de lo que había pasado. Estaba tan dolido por la muerte de Sati que se arrancó sus vestiduras y sus jatars (cabello largo). La legenda cuenta que tomó una de sus rastas del piso y la aventó a la tierra y creo a “Virabhadra” su “héroe amigo”.
Shiva dirigió a su guerrero al Yagna y mató a cada uno de los asistentes y decapitó al Rey Daksha. Al aparecer el guerrero con la espada en alto es “Virabhadrasana 1”, después hizo saber a cada uno de los presentes en la fiesta con su espada apuntando hacia ellos “Virabhadrasana II” y finalmente, como le había sido encargado decapitó al rey con “Virabhadrasana III”.
Una vez llevado a cabo su trabajo, Shiva llegó al Yagna y absorbió a Virabhadra en el mismo. Al percatarse de la muerte y destrucción ya no sintió ira, sino pena y dolor. Así que mostró compasión a su suegro al buscar su cuerpo y darle una nueva cabeza de chivo y darle nueva vida. Esto hizo que el Rey Daksha se inclinara ante él y lo llamara “el compasivo y benevolente”. Después Shiva recogió los restos de su esposa y se fue el Yagna y regresó a su vida en soledad.
Esta historia es un símbolo donde Shiva y Virabhadra representan el Ser luchando contra el ego arrogante en nombre del amor y de corazón. Así que en estas posturas no celebrarnos la violencia de esta escena de destrucción, sino que reconocemos a nuestro guerrero espiritual que todos los días lucha contra nuestro ego y avidya o ignorancia, lo cual es la fuente de nuestro sufrimiento.
Historia traducida de:
http://absoluteyogacrosby.co.uk/story-behind-virabhadrasana-ii-iii/