La mitología o leyenda de donde surge la postura llamada eka pada raja kapotanasana “paloma real en una pierna”, es una historia de amor, donde los esposos Shiva y Parvati quieren compartir la sabiduría de la inmortalidad y con ello su amor.
Shiva era, es y será el eterno señor de los yogis. Su esposa fue y es Parvati, y es su primer estudiante de yoga. Shiva es inmortal, mientras que Parvati nació como una mujer mortal que se hizo inmortal. La leyenda contada en el Shiva Purana cuenta así:
Un día se le ocurrió a Parvati preguntarle a su marido acerca del collar de cráneos que llevaba.
-Querida –dijo Shiva – cada uno de ellos representa tus vidas. En cada una de esas vidas no encontramos una y otra vez. Nuestro amor es inmortal
-Nuestro amor es inmortal –aclaró Parvati –y tú eres inmortal, pero yo no lo soy. ¿Por qué debo envejecer y morir para encontrarnos otra vez? Por favor enséñame el secreto de la inmortalidad para que nunca jamás seamos separados otra vez.
Shiva estuvo de acuerdo, pero, dijo que le compartiría el mantra de la inmortalidad solo y exclusivamente en privado, en donde ninguna otra criatura pudiera escuchar. Así que comenzaron su viaje en lo profundo de Himalaya a unas cuevas remotas en Cachemira, las cuales son llamadas Amarnath en la actualidad. Conforme se acercaban, Shiva dejó atrás a todos sus acompañantes, su toro Nandi, su hijo Ganesha, sus serpientes, la luna y todas cosas vivientes.
Llegando a la cueva con un fuego mágico quemó todo alrededor de la cueva para asegurar su privacidad. Una vez a dentro extendió la piel de venado, y e y Parvati se sentaron en ella, frente a frente como un discípulo y su gurú. Shiva recitó el mantra, y entro en un profundo samadhi, o una absorción espiritual. Parvati exhausta, se quedó dormida. Pero dos huevos de paloma estaban bajo la piel del venado; y mientras Shiva habló los dos pichones salieron del cascarón y ellos también escucharon el mantra. Comenzaron entonces a cantar. Shiva pensó que era Parvati haciendo estos sonidos.
Cuando Parvati abrió los ojos,
-¿Te quedaste dormida? – Shiva preguntó en forma acusatoria,
-Claro que no -contestó Parvati indignada -me concentro mejor con los ojos cerrados.
-¿Qué es ese sonido, se escucha como un roncar ligero? ¡Pichones!
A pesar de todos los esfuerzos de Shiva para asegurarse que no estuviera presente ningún ser viviente excepto Parvati en la enseñanza de mantra de la inmortalidad, esos dos pichines estuvieron. Y aun ahora los peregrinos van a esta cueva a ver y escuchar el canto de las palomas que repiten en el él nombre de Shiva.
Esas dos palomas estuvieron en el lugar preciso en el momento preciso para recibir las enseñanzas del gurú Shiva, del mantra de la inmortalidad. Ellas no buscaban ni la enseñanza ni la inmortalidad, simplemente estaban abiertas a lo que ocurría en su entorno en ese momento y lo aprovecharon.
Así como ellas, en esta postura hay que fluir con el momento, observar al cuerpo sin forzarlo abre tu cadera y deja que los miedos se vayan, abre también el pecho genera el espacio para que se llene de amor inmortal. Abandona en ese amor incondicional de tu cuerpo de tu mente y de tu ser.
En tu vida diaria esta postura te recuerda aprovechar las oportunidades que se presenten de forma natural y sin hacer un esfuerzo, sin grandes trabajos. Simplemente siendo y fluyendo con el Universo y sus muestras de amor incondicional. Toma y acepta con agrado esos regalos del Universo sin buscarle más sentido que amor hacia ti.